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Slow Yoga · Slow Life

ENTREVISTA LUCÍA LIENCRES

Slow Love es mucho más que una marca. Es un concepto que define un estilo de vida en el que volver a la calma, ralentizar el ritmo de vida conectando más con nosotros mismos buscando así poder dar lo mejor de nosotros. Representa las ganas de superar nuevos retos cada día, donde el optimismo y la pasión juegan un papel fundamental. Siguiendo ese afán de superación y esa pasión que nos caracteriza hemos buscado a personas inspiradoras y admirables, que se han atrevido a ir a por todas y que abogan también por esa necesidad de parar aunque sea un ratito al día, para volver a conectar con nosotros mismos. Así nace una ¡nueva sección en Slow Love! Una sección en la que entrevistaremos a personas de diferentes perfiles que compartan esa forma de ver la vida.

 

 

No podíamos empezar esta sección con una persona que represente mejor todos estos conceptos que Lucía Liencres. Con ella nos hemos reunido en su estudio de Yoga: The Class. Allí le hemos podido preguntar todo acerca de sus inicios en esta disciplina milenaria y hemos podido profundizar y descubrir los grandes beneficios que nos puede brindar su práctica:

 


SL: ¿Por qué decidiste empezar a practicar Yoga? ¿En qué momento decides dejar tu trabajo de abogada y comenzar a formarte profesionalmente en esta disciplina?

L: Empecé a practicar Yoga bastante antes de dejar el trabajo porque pasaba muchas horas sentada delante de un ordenador y me dolía mucho la espalda. Empecé a hacer un poquito de Yoga muy suave y ¡me sentaba súper bien! Yo siempre estaba pensando en alternativas a mi trabajo porque nunca me gustó ninguno de los trabajos que tenía (abogada, seguros…), así que siempre estaba buscando otras opciones. El Yoga me encantaba y aunque no tenía en mente ser profe porque no sabía ni por dónde empezar, sí que quise empezar a profundizar un poco más. Buscaba cursos de iniciación, pero no había. Sólo encontraba cursos de profesores de Yoga, así que me animé a hacerlos. Después, comencé dando clases a amigos y fue ahí donde empecé a ver que yo lo disfrutaba y ellos también. Así fue como poco a poco fui empezando.

SL: ¿Cuánto tiempo llevas practicando?

L: Unos 4 ó 5 años aproximadamente.

SL: ¿Qué es para ti el Yoga y qué beneficios has experimentado desde que empezaste a practicarlo?

L: Para mí el Yoga es buscar la unión de tu cuerpo con tu mente y tu alma. Es algo que así de primeras es muy fácil de decir y suena un poco tópico, pero es cierto que cuando empiezas a practicar, todo lo que tienes establecido como la “norma” de lo que tiene que ser tu vida, empieza a cambiar. Empiezas a observar que se hacen conexiones diferentes. Cuando empiezas a practicar asanas (las posturas del Yoga) y meditación, empiezas a reinventarte un poco. Empiezas a descubrir cómo funciona tu cuerpo, cuáles son tus límites. Empiezas a trabajar con tu energía y a permitir que ésta fluya. Yo la tenía muy bloqueada.


SL: ¿Cuál es el estilo de Yoga que tú practicas y por qué?

L: Yo practico Ashtanga Yoga porque para mí es el Yoga más puro. Es un Yoga que practica menos gente porque es menos accesible, ya que es bastante exigente a nivel físico y a nivel mental y es un tipo de Yoga en el que sólo un día a la semana el profesor te guía la clase. El resto de días lo practicas tú solo. El profesor esos días está ahí para ajustarte la posturas y decirte qué asana hacer, pero es el yoga en el que conectas más contigo. Cuando empiezas a practicar te gusta que el profesor te guíe, que haya música…pero eso al final te despista. El Ashtanga es una práctica mucho más interior. Te ayuda a descubrir realmente quién eres, qué tienes que trabajar, cuáles son tus límites…

SL: ¿Más allá de los beneficios físicos del Yoga, podrías mostrarnos con qué asanas (posturas) se pueden trabajar diferentes emociones como por ejemplo el miedo o la autoconfianza?

L: Las asanas que más ayudan para trabajarte a nivel interior son aquellas en las que estás más quieta, por ejemplo Padmasana (postura de meditación) Se trata de conseguir estar en esa postura y estar presente. Acallar la mente y no estar pensando en millones de historias. El Yin Yoga ayuda a eso también. A nivel emocional, todas las posturas cambian tu mente, pero todas aquellas que se mantienen más tiempo (como pasa en el Yin Yoga), te ayudan a trabajar un estado de quietud de tu mente.

SL: Dicen que la postura que más difícil resulta de realizar, es al mismo tiempo la que más necesita esa persona ¿estás de acuerdo? Si es así, ¿cuál es la que más te costó a ti en tus inicios?

L: Sí, totalmente. En mi caso las que más me costaban eran las posturas de equilibrio. Yo tenía más facilidad con las posturas de fuerza o de flexibilidad. Yo ya hacía deporte y tener una buena forma física, ayuda a que puedas hacer Yoga mejor. Pero en las posturas de equilibrio de repente no podía mantenerme ni un segundo y eso era porque mi mente estaba totalmente fuera de la práctica. Cuando empiezas a practicarlas no son tan complicadas, pero es cierto que al principio hay que trabajarlas más porque requieren mucha concentración. Necesitas estar en el momento presente para poder realizarlas y a mí son las que más me han costado.

 

 

SL: ¿Qué asanas considerarías imprescindibles en toda práctica?

L: Yo creo que siempre hay que practicar aquellas con las que trabajes los 4 movimientos de la columna vertebral (flexión, extensión, inclinación lateral y rotación).

SL: ¿Cuántos días a la semana recomendarías practicar Yoga?

L: Los más posibles. En Ashtanga Yoga se practica 6. Siempre hay que descansar un día. En luna nueva y luna llena no se practica porque el cuerpo es más propenso a lesionarse y hay que dejar también que tu cuerpo descanse. Si por ejemplo estás en tus primeros meses de embarazo o en la lactancia, también hay que descansar. Al final se trata de escuchar mucho a tu cuerpo, pero practicar todo lo que puedas adaptándolo también a tu ritmo de vida.

SL: ¿Hay algún tutorial o libro que consideres recomendable para las personas que estén interesadas en practicar, pero no puedan asistir a clases físicas?

L: A mí el libro que más me gusta (y que casualmente fue mi primer libro de Yoga) es el de “Luz sobre el Yoga” de B.K.S Lyengar. Él me encanta como maestro y en ese libro te explica los Yoga Sutras (que son los 8 pasos del Yoga) además de las posturas, cómo construirlas (con fotos), los beneficios de cada una de ellas y si tienes algún tipo de dolencia, también te explica qué posturas realizar.

Como tutoriales, hay varias páginas de clases de Yoga online. Recomendaría Codyapp, Omstars… hay varias, pero ¡las de Youtube no! jajaja. Éstas son de pago, pero merecen la pena porque no son muy caras y tienen una estructura, tienen sentido.

SL: ¿Qué le dirías a quien no se anima a practicar porque cree que no será suficientemente flexible o que su cuerpo no es apto para ésta práctica?

L: Como dice el Hata Yoga paradipika, que es uno de los textos más importantes y más antiguos de esta disciplina, el Yoga lo puede practicar todo el mundo menos los vagos o las personas que tengan lesiones muy importantes. Si tu cuerpo no es flexible y fuerte, tu mente tampoco lo va a ser. Si realmente quieres esa conexión, si de verdad quieres que tu cuerpo mejore y a la vez tu mente, no vale la excusa de “no soy flexible”, porque nadie es flexible de primeras o sólo un porcentaje muy pequeño. Éso, como todo, se trabaja.

 

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