Posted in Filosofía

A menudo, escuchamos la palabra “cerámica” con oídos acostumbrados a los tiempos que corren, que parecen olvidar que esas piezas que antes decoraban las estanterías de nuestras madres y abuelas, hubo un tiempo en el que fueron fundamentales para recoger el agua y guardar enseres.

Hoy en día, es evidente que la alfarería que da forma a estas piezas ha sufrido las tendencias minimalistas que invaden la decoración doméstica.
Cuando todavía Slow Love era sólo un proyecto, viajamos hasta una pequeña localidad de Almería donde la tradición alfarera está consolidada desde hace siglos y desafortunadamente,en peligro de extinción.
Buscando por los mismos barrios y calles que vieron nacer el oficio, fue el saber hacer de un artesano lo que nos enamoró para nuestro concepto y filosofía de recuperar tradiciones y hacer piezas únicas, artesanales, hechas a mano y con amor.
Tras siete generaciones de alfareros, localizamos a un artista que combinaba artesanía y modernidad y así, poco a poco, fue emergiendo nuestra cerámica.

 

 

En uno de los pocos enclaves alfareros de Andalucía, todavía hoy se confecciona la cerámica sin saltarse ninguna etapa. Haciéndola bailar sobre el torno, son sus manos las que parecen definir la esencia del oficio.
Tras el secado, probablemente es la técnica del vidriado la que menos ha variado en el transcurso de los siglos, quizá por haber configurado la identidad de la cerámica de esta villa con flores, puntos, olas, espirales, peces… en azul cobalto sobre el típico engobe blanco.
Dotar de nuevo a estas piezas de una naturaleza utilitaria, incorporándolas a nuestro día a día, que incluso pudieran ser melladas por el desgaste, por el uso, por su cotidianeidad… ésa sería la salvación de este oficio que ojalá no desaparezca.

 

 

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